Gran parte del arte es ser un creador y no perder la infancia. En aquellos primeros años de vida el niño crea, sin límites y ni mayores obstáculos reproduce aquello que le satisface, que le agrada, tanto en el juego como en el dibujo . Representa sus demonios atrapándolos en una hoja de papel o en diferentes materiales y expresa sus anhelos e interpretación del mundo. En el juego puede ser creador de personajes y mundos.
La imaginación le da la magia necesaria para hacer existir aquello que no está.
Quizás de ahí nace la grandeza de los humanos, en poder representar lo inexistente o modificarlo.
Ya desde pequeño todo niño es un poco dios porque es artista. Por eso el arte es también, en muchas ocasiones, unos de los poderes divinos que algunos solfean seguir teniendo.
En el mismo se explaya los miedos, deseos, fantasías conscientes e inconscientes, incluso aquellos que aún no existen en el plano real. Es ahí donde radica la magia de todo artista, que como un niño y un dios puede crear, modificar, soñar y hacerlo existir en su obra. No hay acto más sublime que poder abstraernos y crear, porque en definitiva eso es la cultura y nosotros estamos rellenados de ella.
Jorge Matheus nació en Río de Janeiro, Brasil. Tras finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes sus anhelos artísticos lo conducen a experimentar, conocer e inspirarse y moverse por el mundo. Dejando su país natal, aterrizó primero en Buenos Aires, Argentina, para después viajar a París, donde vivió casi 3 años.
Durante su estancia allí estuvo involucrado en diferentes proyectos siempre en conexión con el arte y protagonizando exposiciones con sus obras. Tras su experiencia en Francia, se establece en Madrid, donde comienza a trabajar en el mundo editorial, ilustrando libros, trabajando como diseñador gráfico y, como forma exploratoria artística, trabajando la fotografía. Sus obras están o han sido expuestas en Brasil, Portugal, Francia y España.
Su recorrido se palpa en él y en sus trabajos ofreciendo una mezcla de colores, culturas, tendencias y estilos.
Muestra un arte libre y sin pretensiones, no juzga, no educa, no trata de denunciar ni concientizar al espectador. Más bien intenta convocar a quien mira, provocando sí se da, un impacto. Eso que impacta en la persona que mira y que lo hace suyo, convergiendo la expresión del artista con la subjetividad del espectador. Esa es la producción de un artista que utiliza diversas técnicas y materiales y que transmite su idea en lienzo, libro, en formato digital utilizando incluso material reciclado.
A veces más realista, a veces más abstracto . En definitiva, que el sentido sé lo dé el ojo que mire.
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